Cuando nuestro corazón se ve amenazado por algo, respondemos con una de estas dos formas: Correr..., o ,... Atacar. Y hay términos científicos para ambas: Luchar..., o huir.
Cuando las palabras no bastan porque dentro quema algo que no se puede decir. Que no se consigue decir. Cuando quién tienes delante, en lugar de darte la respuesta que querrías, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado. Ese demasiado que es nada, que no sirve para nada. Y que hace el doble de daño. Y el único deseo es devolver ese dolor. Hacer daño. Esperando así, sentirse un poco mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario